Para que nos entendamos: el hormigón romano. Nuestros amigos antiguos lo descubrieron o lo inventaron, allá por el siglo III a.C. Se trata de un material no natural, fabricado por ellos que revolucionó la forma de construir. La argamasa romana u opus caementicium, también llamado como he indicado antes, hormigón o cemento. Era un material compuesto de mortero de cal cuya arena era volcánica y de elementos pétreos, los caementa, que al fraguar cogía una resistencia de manera que, se podía utilizar como relleno y también como material de construcción.
Esta argamasa tomó forma casi de casualidad en los obradores de los albañiles, ya que lo emplearon como sustituto barato de la piedra, además de eficaz. Hallaron que servía para reemplazar los costosos techos planos de madera por sencillas bóvedas. En un principio se aplicó a edificios como termas, anfiteatros y teatros, también a puentes o acueductos. Posteriormente ya se aplicó a todo tipo de edificios.
Como revestimiento del núcleo interno de hormigón, opus caementicium, en un primer momento se utilizaron grandes bloques de piedra, creando un muro falso de opus quadratum, más tarde buscando soluciones más ligeras, se utilizaron piezas irregulares o mampostería de sillarejo, opus incertum, mampostería de ladrillo (opus testaceum o lateritium), y mampostería regular reticulada u opus reticulatum formada por bloques de piedra con forma piramidal cuya punta se hundía en la argamasa; cuando se combinaba el opus reticulatum con ladrillo se le denominaba opus mixtum.
Nota: todas las imágenes están sacadas de Pinterest. El post está elaborado a partir de apuntes propios de la autora.
[…] Origen: Opus Caementicium. […]
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Excelente información…
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Gracias 🙂
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